En días grises...

Me encanta que me digan preciosa, guapa, bonita, bombón y demás calificativos que sirvan para piropear, ¿a quién no?. Me gusta que me hagan reír a carcajada limpia, y que en ese sonido no quede duda alguna de esa felicidad instantánea. Me gusta que me miren de manera furtiva, como quién no quiere la cosa, como quién tiene miedo de ser descubierto, como quien sólo deja guiar su mirada por el instinto. Me gusta que me hablen, que me expliquen, que me cuenten y que así hagan volar mi imaginación y despierten todo mi interés. Me gusta que me piensen, que me imaginen, que me dibujen a su parecer, como quién tiene el ansia de conocer al otro, el deseo de descubrirlo, la obsesión de saber quién es. Me gusta que me seduzcan, que me sonrían con ese punto malicioso y que un guiño de ojo sutil se convierta en una invitación a jugar.  Me gusta que me sorprendan con cualquier detalle, con una llamada inesperada, con un buenos días, princesa. 

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