Cuentas pendientes
Ella sintió de golpe cómo se le abrían todas las cicatrices, él creyó que así la podría retener. Nada más lejos de la realidad. Aquella mujer que todavía creía amar ya había trazado un plan de huída perfecto, incuestionable. Él siempre había pensado que tenían un asunto pendiente, no sabía muy bien qué, pero el hecho de pensar en ella varias veces al día durante un largo período de tiempo y ausencias, le daba indicios de que aún no la había olvidado. Aún así, tampoco sabía exactamente lo que quería ni cuándo ni cómo, sólo sentía que algo le ardía por dentro y contra eso si que no podía luchar. Después de aquella noche ella desapareció para siempre, no porqué no lo amara, ni porqué ya no sintiera esas mariposas en el estómago. Simplemente desapareció porqué a esas alturas de la guerra ya no tenía fuerzas para iniciar otra batalla.
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La chica de humo
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Palabras encadenadas,
Prosa y algunos versos
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