Ahora

El miedo paraliza,
el mínimo indicio que pueda afirmar
que se me han pegado más allá de la piel
tus peores defectos.

Que salvando algunas distancias
yo sea más tu de lo que nunca he sido,
que lo normal parece que no entra en mis planes
que el peligro es el motor que nos da vida.

Despenalizada la mentira y el engaño,
eliminar el límite entre el bien y el mal,
actuar con el corazón frío
y en la cabeza solo una palabra: control.

Y acaso ni me inmuto al descubrirlo,
cómo si el amor siempre hubiera sido vivido así,
como una pesadilla, rabia que no te deja dormir,
algo que se acaba.

Y si se acaba puede ser que nunca existió.

Y al final de todos los puntos suspensivos
lo único que queda es alguien diferente,
un yo más malvado que nunca,
un tú tan como de costumbre.

Puede que el último salvavidas
nos hubiera ahogado de verdad,
que lo imposible fuera imposible
que lo improbable fuera un futuro quizás.

Y hubiera preferido quemarme contigo
que tener que aceptar que vas a estar siempre,
sólo para recordarme que antes de ti
yo no era la que soy ahora.

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