Le gusta sentarse en las aceras. Sí, siempre le ha gustado mantenerse al margen en lugar de ser el centro de atención. Así, sentada, agazapada sobre sí misma, se dedica a ver los coches pasar y en cierta manera, desde su epicentro, parece que el mundo gira alrededor. Siempre ha pensado que ese es un buen punto de vista, una mirada a ras del suelo, como si a esa altura uno no pudiese caer más bajo si se equivoca. Quizás es un método un tanto cobarde, pero le da igual, las aceras son un lugar cómodo dónde pararse a pensar.
Nina Leen en www.gettyimages.com
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